La PRIMERA DEL PUENTE es un bar-terraza muy entoncrado con el barrio de Triana. Pero, ¿Cuáles son sus raíces? Hemos escuchado las seguidillas por sevillanas que se cantaban en los corrales del barrio. Hemos contemplado las Cruces de Mayo que orgullosamente preparan los niños con cadenetas y montecillos de papel de colores.

¿De dónde venimos? De la epoca de los pantalones cortos de los niños, por encima de la rodilla, sujetos por tirantes, y que con su griterio fueron testigos de la vida en LA PRIMERA DEL PUENTE.

Contemplamos, con cierta nostalgia, a los privilegiados de la merienda: una onza de chocolate y un trozo de pan ó una rebanada de pan con manteca colorá de azúcar o medio bollo, quitándole la miga y añadiendo en el hueco aceite y azucar, tapándolo después con la miga. ¡Qué delicia!

En Triana, y son grandes clientes de LA PRIMERA DEL PUENTE, recibimos a la emigración y el exilio del barrio, sobre todo en Semana Santa y la Velá, aquellos que se tuvieron que marchar de Triana a otros barrios: Polígono de San Pablo, los Pajaritos, el Cerro del Águila…

Usábamos el braserocon cisco picón para ahuyentar el frío y los búcaros de Lebrija para refrescarnos con el agua. Jugábamos al trincarro ó a las damas con botones ó tapones de refresco. Leíamos los tebeos: el Guerrero del Antifaz, Roberto Alcázar y Pedrín, Pulgarcito, Hazñass Bélicas. el Caìtán Trueno y el Jabato.

Cogíamos zapateros (libélulas) y coleccionábamos gusanos de seda para ver la maravilla de la creación de una mariposa. Fuimos felices con nuestros triángulos, zambombas, panderetas y el rayado de una botella de anís en Navidad. Cantábamos, además villancicos.

Jugábamos a piola (¡arriba abjo, al cielo voy!), al trompo. a las bolas, con el aro y a lima. Contemplábamosm hoy también como se «pela la pava», aunque por desgracia, el whatsapp le ha quitado encanto. Tofavía olemos a jazmines y geranios de Triana.

Estrenábamos ropa el Domingo de Ramos y veíamos la Borriquita. Comprábamos al carrito de los helados, cucuruchos, napolitanos y los polos de hilo. ¡Padrino, chivato! ¡No te lo gastes en vino! gritaba la chiquillería en los bautizos y el padrino lanzaba un puñado de monedas. ¡Que gozada!

«Manguero, agua quiero» Gritabamos para que nos duchara en el calor del verano el empleado del Ayuntamiento.

¡Qué lástima los cines de verano de Triana!: San Telmo, San Jacinto, Alfarería, Evangelista, Estrella, Avenida…

Leíamos novelas del ostes de Marcial Lafuente Estefabía y novelas rosa de Corín Tellado. Asistimos al teatro San Fernando y disfrutamos con las alegres chicas de Coslada.

Para formalizar el noviazgo había que hablar con el padre de la novia, con la inquietud y nerviosismo que presupone, y pedile permiso para entrar en su casa. Una institución: la carabina, salvaguarda de la honra de la señorita y antídoto ante las críticas de los vecinos. Había límite al horario: las 10 de la noche.

Vimos la riada de 1947 en la calle Castilla, Pureza y Betis; y años más tarde, lo nunca visto, una nevada en Sevilla (1954). Hoy han desaparecido algunos personajes: el vendedor de borra, el latero, los colilleros, vendedores (carbón, melones, sandías, búcaros…) con burro, el zapatero remendón, el ditero…

El origen del barrio fue alrededor del Río: calles Castilla y Betis. Triana tuvo sus industrias: naval (en los Remedios), pesquera,puerto camaroreno, marinera (velas, jarcias….), molinos de pólvora, del pan, del barro y cerámica, del jabón y aeronáutica.

Por último, en Triana un ejemplo de convivencia única: la Cava de los Gitanos y la de los Civiles (Pagés del Corro). ¡Qué maravilla!

Queridos amigos, hemos querido dar una pincelada de lo que fuimos y de lo que fue Triana, y d elo que es LA PRIMERA DEL PUENTE, y para ello hemos contado con la lectura del maravilloso libro de Esteban Hernández Martín «Triana en la memoria 1940-1960», de donde entresecamos gran parte de estas líneas.

LA PRIMERA DEL PUENTE en Triana, mirando al Río Guadalquivir y a la Torre del Oro a su SU SERVICIO. ¡SED BIENVENIDOS!